lunes, 26 de mayo de 2014

PERSEVERAR




     




Por Pedro Blois.     


Muchos han dicho que la vida cristiana se parece más a un maratón, que a los cien metros lisos. Es verdad. En una sociedad vertiginosa como la nuestra, en la que se buscan los cambios rápidos, el movimiento continuo, y el impacto del momento, esta puede ser una verdad muy frustrante. Nosotros deseamos el cultazo, la experiencia dramática, el cambio “de un momento a otro”; y Dios se mueve lento, a veces muy lento. El tiempo de la salvación de unos parece no llegar, y los avances en la santificación van a ritmo de tortuga – ¡cuando van!
¿Qué hacer ante tal monotonía? Aprender a esperar, a esperar con paciencia y mansedumbre. Hermanos, hay cosas para las que el tiempo es necesario. La confianza, la mansedumbre, el carácter dócil y sufrido, el amor para con el prójimo – ¡y la propia alegría del alma! –,  dependen, en gran medida, de perseverar pacientemente, soportando con alegría, la carga que corresponde. No estoy hablando aquí de una resignación ante lo que parece no cambiar, sino de la obediencia en el proceso; de responder a Dios, con alegría, en la monotonía del diario vivir.    
No sé cuáles son las demandas de Dios para tu vida en este momento. Tal vez estas sirviendo en algún ministerio, estás trabajando a diario en lo mismo,  edificando un hogar, o sirviendo a la familia y a los hermanos de la fe en distintos frentes. Puede que sientas el peso de la monotonía, del aparente estancamiento de la vida. Quiero animarte a perseverar con paciencia y alegría. Dios está trabajando en tu carácter, y hay cosas para las que el tiempo largo y monótono es necesario. No desmayes; persevera, y en su tiempo obtendrás la corona que Dios te tiene reservada.