jueves, 25 de julio de 2013

Consejos para orar con la Palabra


JOHN PIPER

. Observe que hay una conexión directa entre el grado en el que nuestras mentes son moldeadas por las Escrituras y el grado en el que nuestras oraciones son contestadas. Jesús dijo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho” (Juan 15:7).

2. Recuerde que, como dice D.M. M'Intyre, Dios sólo responde las peticiones a las cuales su Hijo tendió una mano para formularla. “Si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye” (1 Juan 5:14).

3. Tenga en cuenta que la iglesia primitiva oraba con las Escrituras. Por ejemplo, la oración de Hechos 4:24-31 cita el Salmo 2. Por otra parte, las oraciones del Antiguo Testamento como la oración de Esdras en Nehemías 9:6-37 son repeticiones de la historia bíblica y de los textos bíblicos.

4. Oración con la Palabra significa leer (o recitar) las Escrituras en espíritu de oración y dejar que el significado de los versículos se conviertan en nuestra oración e inspiren nuestros pensamientos.

5. Hay muchas maneras posibles de hacerlo, no sólo una. Se puede hacer solo o en grupo. Puede hacer una pausa después de cada frase, cada oración, cada párrafo o cada capítulo.

6. Me permito sugerirle el siguiente procedimiento para empezar:

Encuentre un tiempo y un lugar tranquilo.
Comience con una breve oración como: “Oh Señor, te necesito, vengo a buscarte, necesito ayuda. ‘Abre mis ojos, para que vea las maravillas de tu ley’ (Salmo 119:18)”.
Lea un capítulo de una epístola rápidamente para captar lo esencial. El motivo para hacer esto es que el significado de las oraciones individuales es controlado por su contexto. No debemos hacer que un versículo tenga el significado que nos gusta a nosotros.
Si algo le llama la atención como especialmente relevante, piense en ello y deje que lo inspire y dé forma a su oración, aun antes de volver a leer una oración a la vez.
Si se topa con dificultades que no puede entender, tome nota de ello mentalmente para pensar e investigar más tarde. Sea honesto. Y, luego, pase a lo que sí parece claro.
Ahora, vuelva a la primera oración y léala con la pregunta: Si esta oración se convirtiera en una oración para mi vida, ¿cómo sería? Se puede convencerlo y llevarlo a hacer una oración de confesión y arrepentimiento. Puede inspirarlo a seguir un nuevo acto de obediencia y llevarlo a hacer una oración por poder y capacitación.
Trate de repetir el versículo a largo del día y ver su relación con el desayuno y sus planes de trabajo y de ocio. Trate de verlo en relación con diferentes personas en el hogar, el trabajo y la iglesia. Va a encontrar que un versículo puede producir una media hora de oración cuando se ve desde una docena de situaciones y relaciones diferentes.
Trate de construir formas bíblicas de hablar en su cabeza y su corazón. En este punto es especialmente importante la necesidad de enriquecer nuestro vocabulario de alabanza. Los salmos son excelentes para esto.
Si todo esto le parece difícil, intente con la forma más simple de oración con las Escrituras primero: es decir, diga las oraciones de las Escrituras, como en Hechos 4:24-31; Efesios 1:16-23; 3:14-19; Filipenses 1:9-11; Colosenses 1:9-14; 1º Tesalonicenses 3:11-13; Hebreos 13:20-21; Apocalipsis 4:8, 11; 5:9-10, 12-14, etc. Lo único que necesita es hacer como si usted fuera el autor bíblico y luego leerlo como propio, tal vez cambiando algunos pronombres.
Si tiene una lista de las preocupaciones por las que desea orar, lea el capítulo por tercera vez en busca de pistas sobre cómo se debe orar por esas cosas.